miércoles, 11 de abril de 2012

El tamaño importa.

Peter Morrison era un director de cine de, digamos, los 80. Americano de pura cepa, su amor por el cine nació en esas tardes de autocine con su padre, en las que veían juntos dobles y triples sesiones de películas de bajo presupuesto que poco tenían que ver con sus pósters promocionales.

Creció y las pequeñas películas caseras dieron paso a pequeños cortometrajes con sus amigos que se convirtieron en películas de gran éxito comercial.

Una tarde de domingo, Peter se encontraba en el bar de siempre, con sus amigos cineastas, debatiendo sobre tecnicismos que se escapan a mi entendimiento, cuando por la puerta entró ella; su nombre, Marlene, su pelo, rubio azabache, sus ojos, azules como el mar, su estatura, un metro y veinte.

Así es, Marlene padecía de enanismo.

Cuando entró por la puerta, Peter supo de inmediato que se hallaba ante el amor de su vida, y desde ese preciso momento se prometió que la haría feliz.

Le llevo mucho tiempo dejar que Marlene se conociera; su confianza hacia los hombres de estatura normal era proporcional a su tamaño. Sin embargo, el tiempo, el amor y la persistencia de Peter obraron el milagro, y ambos se casaron al año.

Las portadas de los periódicos no hablaban de otra cosa, sus compañeros de trabajo le perdieron el respeto, y los grandes estudios le cerraron sus puertas.

Y sin embargo Peter siguió luchando por las dos cosas que amaba en su vida, Marlene, y el cine.

De este modo, y tras mucho tiempo y esfuerzo, consiguió la confianza de una pequeña productora, y su siguiente película arrasó en taquilla. Peter volvió a ser el director del momento, y los grandes estudios volvieron a rifárselo.

Y Peter guardaba un As en la manga.

Tras negociar con todas ellas, acabó firmando un contrato con la Paramount por el cual tenía libertad creativa absoluta para hacer la película que quisiese.

Peter, orgulloso, llamó a Marlene y se lo contó "Marlene, lo he conseguido... vamos a poder hacerlo", Marlene, emocionada, rompió a llorar, y entre ambos su vínculo se fortaleció.

Al día siguiente, Peter se presentó en la productora con su guión bajo el brazo. Atravesó rejas metálicas, ascensores averiados, agentes de seguridad especialmente pesados, un grupo de grupies, hasta llegar al despacho del mandamás.

Allí, le entregó su guión, de nombre "Cuanto más grande, más ruido hará al caer". El ejecutivo comenzó a leerlo de inmediato. Peter tomó asiento y escrutiñó la cara de su adversario; mueca sorprendida, mueca horrorizada, mueca de sorpresa horrorizada, página cuatro y... "¿Qué coño esto", le escupe a Peter. "Mi película", contesta sonriendo. El ejecutivo se levanta y con gesto solemne pregunta "Peter... ¿es esta otra de tus bromas?". Peter, desde su asiento, replica "No lo es".

Lo siguiente que ocurrió fue la comidilla del estudio durante años. Lo único que os diré es que Peter salió ileso del cenicero que le pasó rozando la mejilla y que consiguió salirse con la suya de forma limpia, ya que, al fin y al cabo, había un contrato de por medio.

Así, por fín llega el momento de Peter de comenzar su sueño; hacer una película protagonizada única y enteramente por enanos.

En el momento en que conoció a Marlene decidió que debía mostrar al mundo que la belleza puede encontrarse en cualquier persona sin importar su tamaño. Decidió que les ayudaría a encontrar su lugar en el mundo. Era lo menos que podía hacer.

El rodaje fue como la seda, y en seis meses estuvieron listos para estrenar. No hace falta decir que fue un rodaje secreto y la prensa nunca conoció la existencia de esta película hasta el día de su estreno, lo cual llevó a estupor general el día de la premiére en el prestigioso cine Noire Film. 

Allí acudieron las mas importantes estrellas del momento, y todas coincidieron en su rostro de horror cuando al bajarse de la limosina se encontraron a un grupo de treinta enanos vestidos de etiqueta y bebiendo champán.

El estreno fue un rotundo fracaso que casi lleva a la quiebra a Paramount, y que costó su carrera a Peter.

La gente siempre le hacía la misma pregunta;

- ¿Por qué hacer una película de enanos?.

A lo que Peter, siempre, respondía

- ¿Y por qué no?.

1 comentario:

  1. Si la película la hubiera firmado Lynch... Marlene hubiera sido una golfa infiel

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