miércoles, 25 de abril de 2012

Nine letters army.

Me ha contado una amiga que, el pasado 17 de abril, día de mi cumpleaños, nació el hijo de su primo. Entre todos los nombres que sus padres podrían haber escogido, han decidido llamarle Alejandro.

¿Otro Alejandro nacido el 17 de abril en el mundo?, ¿qué significa?. Quizás viene a remplazarme. Quizás ha llegado mi hora y no me he dado cuenta, quizá el propio destino está haciendo limpieza, eliminando lo viejo para dar paso a nuevas generaciones. Porque este tipo de cosas nunca son coincidencia, ¿verdad?, siempre ocurren por algún oscuro motivo que escapa a nuestro entendimiento.

Entonces pensé que me gustaría verlo. Me gustaría sentarme a los pies de su cama y hablarle, contarle mis experiencias vitales, advertirle de todos los posibles errores que va a cometer, anticiparle cuantas veces su corazón va a romperse en mil pedazos, y cuantas conseguirá recomponerlo sin perder muchos fragmentos por el camino. Compartir con él todas las cosas buenas que tiene la vida, todos los lugares que visitará, las personas buenas y malas que conocerá, alentarle a perseguir sus sueños, a que no se preocupe si no encuentra su lugar en el mundo, éste le ira guiando.

Pero, entonces, ¿qué sentido tendría vivir?, si ya de antemano te spoilean tu propia vida, ¿para qué vivirla?.

Mejor me quedo aquí, sentado, fumando un cigarrillo tras otro, mesándome la barba, absorto en el destino de los nuevos Alejandros que llegarán.

Estoy seguro de que, a pesar de todo, les irá muy bien.

1 comentario:

  1. En cada paritorio que he entrado, me da vértigo pensar en las posibilidades de ese tumor que acaba de ser expulsado y exhala su primera bocanada de aire.
    "Cuando Hilter nació sus padres también estarían abrazándose y diciendo que era un niño monísimo" E.

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